Aunque Carlos Tavares vaya a desvelar los grandes planes hasta 2030 que tiene pensado para Stellantis, el consorcio que dirige, el próximo 1 de marzo, hoy, en el Consumer Electronic Show (CES) de Las Vegas presentó uno de los pilares básicos en los que pretende apoyarse para convertirse en una empresa líder de tecnología automotriz: su alianza con Amazon.
Puede que el gigante tecnológico no sea la opción más evidente para el desarrollo de productos y servicios del automóvil —Google lleva más tiempo trabajando en ello y Waymo, su spin-off de conducción autónoma, es otro de los socios de Stellantis—, pero el acuerdo entre constructor y tecnológica se sustenta en tres patas.
La primera de ellas es el desarrollo de una cabina virtual —cuya potencia computacional estará a cargo de los chips de Foxconn— «que integre sin fisuras las experiencias del conductor en su interior, haciendo de nuestros productos los más deseables del mercado», según el directivo.
La segunda es el uso de su capacidad computacional en la nube, la inteligencia artificial y el machine learning del que disponen los ingenieros de Amazon —especialmente los de su división Web Services (AWS)— para desarrollar un entorno de programación unificado para las 14 marcas del fabricante, y ayudar a que los desarrolladores aprendan a utilizar el código en la Academia de Software que Tavares presentó con su estrategia digital, el pasado diciembre.
Finalmente, y posiblemente la parte más tangible de su asociación, Amazon ha acordado ser el principal cliente empresarial que se haga con la futura Ram Promaster eléctrica para sus flotas de reparto, que llegará al mercado en 2023. El CEO del consorcio franco-italo-americano afirmó que “se trataba de un presupuesto considerable” el que se había destinado a tal fin, aunque se negó a desvelar información concreta al respecto.
“Llegar a un acuerdo de esta envergadura habría sido imposible sin la fusión de PSA y FCA”, afirmó el directivo, “solo contando con nuestras 14 marcas, que abarcan todo el mercado, es suficiente para que nuestros ingenieros desarrollen soluciones que sean competitivas con nuestros rivales y que su coste se diluya entre todas”.
Sin embargo, al ser preguntado sobre el futuro de los 14 emblemas, solo pudo responder que “sinceramente, habrá que verlo a largo plazo. Dependerá de si nuestra ejecución de nuestros objetivos está a la altura de lo que nos hemos planteado”.
