Más de un tercio del mercado europeo de gases refrigerantes proviene actualmente de origen ilegal. Una problemática que afecta de lleno a la automoción, pues los hidrofluorurocarburos (HFC), utilizados para crear o mantener frío, son imprescindibles desde hace lustros para hacer funcionar los sistemas de aires acondicionados —concretamente, su especificación R-134a—.
Se trata de un tráfico fuera de la ley, que, en el sector, se centra principalmente en el servicio posventa, según denuncian desde el Comité Técnico Europeo de Fluorocarbonos (EFCTC) en declaraciones a La Tribuna de Automoción. Así lo ha confirmado a esta publicación Murli Sukhwani, su presidente del área de datos e investigación, quien explica que la problemática surge cuando, con la implantación de la normativa F-Gas de la Unión Europea —CE 517/2014— en 2015, comenzó a dispararse la llegada como contrabando de estos gases al espacio comunitario por parte de importadores que no constaban como oficiales para la Comisión.
Según el directivo, el principal peligro de esta situación no es solo de índole económica, sino también para el usuario final, pues si bien con la compra de turismos nuevos no hay problema, ya que las marcas trabajan directamente con los proveedores, algunos talleres independientes sí se nutren del producto ilícito y lo introducen en los vehículos de los clientes para abaratar el coste del rellenado del aire acondicionado. Sukhwani explica que esto supone un riesgo potencial “tanto material como físico”, pues estos centros estarían utilizando mezclas con hidrocarburos, los cuales resultan altamente inflamables.
Para tratar de ponerle freno, desde el EFCTC ven como fundamental trabajar en una mayor comunicación entre los controles de aduanas, pues es el mayor punto ciego que permite que el hecho delictivo se consume, al no existir un intercambio de información entre los operarios de los diferentes países de la Unión. Y es que, los contrabandistas se valen del llamado estatus T1, que permite no declarar el contenido de una importación porque está destinada a volver a exportarse. De esta manera, se empiezan a concatenar procesos de este tipo, moviendo la mercancía de un estado a otro, hasta que se le pierde la pista, y se comercializa localmente en cualquiera de ellos.
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