Skoda desveló en septiembre de 2020 la cuarta generación —desde que pertenece al Grupo VW— de su berlina superventas Octavia. Para la marca checa, se trata de un modelo que lleva en producción desde 1959 y cuenta con títulos tan envidiables como “el sedán más vendido de Europa”, gracias a sus más de siete millones de unidades comercializadas desde entonces.
Debido al pedigrí de competición en rallies y al éxito de sus variantes más deportivas, denominadas RS, la llegada de un Octavia potente que coronase la gama era cuestión de tiempo. Hoy ya están disponibles tres motorizaciones con este apellido en el mercado español: una gasolina (250 CV), una diésel (200 CV) y una híbrida enchufable (245 CV).
Este abanico de opciones tiene sentido, pues el fabricante estima que un 16% de las ventas de la nueva generación sean de la variante más deportiva. Para acentuar más sus diferencias con sus hermanos menos potentes, Skoda ha remarcado detalles como los splitters frontal y trasero, las pinzas de freno en rojo o las salidas mayores de escape.
En el interior, la alcántara domina en prácticamente todas las superficies y detalles en fibra de carbono, con pespuntes en color rojo, asientos tipo baquet, pedales de aluminio y demás detalles asociados a vehículos con acabados performance. Desde el constructor, han creado un cuadro de instrumentos exclusivo para la familia RS, con la configuración Sport. Todos los botones de la consola central y volante tienen un tacto sólido y premium.
Pero de poco servirían estas llamadas de atención sobre las capacidades del Octavia si fueran exclusivamente estéticas. En todas las versiones, los 100 km/h se alcanzan en menos de 7,5 segundos. Pueden contar con suspensión electrónica como opción, pero el cambio automático de siete velocidades DSG shift-by-wire es la única variante que se comercializará en España —a otros mercados llegará un cambio manual para el motor de gasolina o una tracción integral para el de gasóleo—.
En cuanto a la versión híbrida enchufable, llamada iV, en vez de montar un propulsor de 2.0 litros como sus hermanos de combustión, equipa un órgano de 1.4 que desarrolla 150 CV y uno eléctrico de 85 kW. Entre ambos, alcanzan 180 kW (245 CV) y un par de 400 Nm. La batería de 37 Ah le dota de una autonomía de 60 kilómetros en modo cero emisiones, lo que le otorga la etiqueta 0 de la DGT. En funcionamiento normal, produce 30 gramos de CO2 por kilómetro.
Teniendo en cuenta que la versión más básica del Octavia, llamada Active, parte de los 19.300 euros (contando con los descuentos), para la familia RS se encuentran en 32.490 para el motor de gasolina; en 33.110 para el diésel y en 35.720 para el híbrido. Además, se puede optar por la carrocería familiar, denominada Combi, por 700 euros más.
De cara a 2021, Skoda tiene altas esperanzas para el ejercicio. Durante los dos primeros meses, afirman, se han convertido en la única marca del mercado español —si se excluyen las ventas a RAC— que ha acabado en positivo, con un aumento del 7% y alcanzando, por primera vez, una cuota del 3% que pretenden mantener. Su red de concesionarios acabó con una rentabilidad media del 1,8% (frente al 1,15% nacional), y para este año, se han fijado como objetivo alcanzar el 2%.