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Stellantis no tiene intención de realizar despidos, pero dependerá de los gobiernos

El CEO de Stellantis, Carlos Tavares, ha afirmado que el nuevo grupo, resultante de la fusión entre PSA y FCA, funcionará como “un escudo protector para los 400.000 empleados”, y servirá para responder a “los costes y altos precios” que generan las normativas de los gobiernos.

El CEO de Stellantis, Carlos Tavares, y su presidente, John Elkann.
De izquierda a derecha, el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, y el presidente John Elkann.

El CEO de Stellantis, Carlos Tavares, ha recordado que “el compromiso” de la fusión entre PSA y FCA “es no cerrar ninguna planta”, como consecuencia del movimiento empresarial, y que el nuevo grupo funcionará “como un escudo protector para los 400.000 empleados y para las dos compañías“, gracias a que, con las sinergias de 5.000 millones de euros que se crearán entre las 14 marcas, se podrán afrontar los desafíos de los próximos años, en los que “debemos ser disruptivos”.

La nueva empresa, que tendrá la sede jurídica en Ámsterdam, tendrá la posibilidad de reducir los costes de las compras, así como de los desarrollos de ingeniería, lo que le permitirá “hacer modelos que antes no se podían fabricar porque no eran rentables”, lo que ayudará a mantener el empleo. Lo que hubiera sido “dramático” para los trabajadores “es que no hubiéramos podido fusionarnos”.

En relación a proteger los trabajadores, Tavares ha incidido en “que producir un coche es solo un 10% de los costes del vehículo“, por lo que hay intentar reducir los gastos del otro 90%, en el que “hay mucha burocracia”.

Asimismo, Stellantis permitirá desarrollar productos asequibles” para atraer a los consumidores y “evitar conflictos sociales”. En este sentido, el ejecutivo ha sido claro: “No se trata de recortar presupuestos, sino de realizar planes de negocio para enriquecer la cartera de productos y generar más rentabilidad“.

De hecho, esta fusión, en parte, nace para responder a la presión que provocan “los costes y de los altos precios” que generan las normativas de los ejecutivos de los diferentes países. A su juicio, estas cuestiones son las que no permiten a compañías como Stellantis asegurar la continuidad de las fábricas y de los empleos.

Vientos contrarios de los gobiernos

“Los Gobiernos acumulan exigencias, normativas, aranceles… y llega un momento en el que las empresas no pueden más porque los vientos contrarios son muy fuertes. Los países deben decidir si quieren tener industria del auto o no”. Por ejemplo, el directivo se ha lamentado de la decisión de que en 2030 no se puedan vender vehículos de combustión interna en Reino Unido.

La fusión, ha insistido, “nos permite conseguir un tamaño que nos ayudará a hacer frente a los costes de las nuevas regulaciones, los países crean situaciones que destruyen los planes de negocio. Si prohíben fabricar vehículos diésel o gasolina, se pueden buscar otros modelos de negocio, pero colocarás la producción donde tengas más volumen”.

Aunque en respuesta a un periodista que le preguntaba por un supuesto exceso de capacidad en Brasil y Argentina, le ha respondido que, aunque entiende las decisiones de otras compañías, “Stellantis no está en esa situación y para nosotros las fábricas son activos de las empresas“.

Poniendo el ejemplo de Italia, Tavares ha señalado que mejorar la calidad y los costes no tiene que ver con el tamaño de las plantillas sino, en la forma de hacer los coches y, en este terreno, ha apostado por “copiar modelos que funcionan”, como podrían ser las fábricas de PSA, entre las que se encuentras las tres españolas. De hecho, de cara a modernizar los modelos de Fiat, ha puesto de ejemplo del Opel Corsa, que se fabrica en Zaragoza y “es muy rentable”.

El CEO también señaló la responsabilidad de los gobiernos para hacer que la nueva movilidad sea asequible para los consumidores. “La electrificación —argumentó— no está hoy en día al alcance de todas las personas. Lo que hay que preguntarse es qué van a hacer las autoridades al respecto. Es una decisión política, no está en manos de los fabricantes de automóviles, aunque nosotros estemos para dar nuestro apoyo y aportar soluciones”.

Por su parte, aseguró que Stellantis no tendrá problemas para cumplir con los límites de emisiones establecidos por Bruselas “en los próximos dos o tres años”, lo que garantiza que no se tendrán que realizar acciones como la llevada a cabo en Opel, cuando se optó por abandonar la producción de aquellos modelos más contaminantes.

Este año, los fabricantes tendrán que volver a cumplir la media de 95 gramos/CO2, aunque en esta ocasión, a diferencia del ejercicio anterior —cuando FCA contó sus emisiones junto con Tesla y Honda—, no se excluirá el 5% de los coches que arrojen más polución.

De cara a la actividad de los concesionarios, Tavares afirmó que espera que “se respete la diferenciación de las marcas”, dado que todas ellas tendrán un posicionamiento único, para que no se llegue a dar una “canibalización” entre ellas. “Si consiguen satisfacer a los clientes y desean progresar como nosotros para hacer frente a los costos que se imponen por parte de los gobiernos y de las normativas, tendrán un muy buen futuro”, agregó.

Nuevo enfoque para Reino Unido y China

Preguntado acerca del impacto del Brexit y de cómo afectará a la compañía la nueva situación de Reino Unido, Tavares recordó que el pacto comercial alcanzado entre este país y la UE —el cual calificó como un “buen acuerdo”— define que los coches deben seguir ciertas normas de origen, si no quieren verse sometidos a aranceles.

“Tenemos que cumplir con esas reglas, y yo creo que sí podemos. Entonces, la pregunta es: ¿Dónde deberían ir las inversiones? Es lo que estamos analizando ahora mismo”, apuntó el directivo, quien reconoció que, “desde un punto de vista puramente logístico, burocrático o administrativo”, sería mejor destinarlas en la Europa Continental, dado que cuenta con un mercado más amplio.

En cuanto a China, admitió que los resultados en esta nación están siendo “cuando menos, decepcionantes”. Por ello, un equipo está realizando un diagnóstico a partir del cual se establecerá una nueva estrategia para el gigante asiático, una vez se haya entendido “qué es lo que se necesita cambiar”. “En estos momentos, no descartamos ningún escenario”, apuntó.

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