Los operarios de Magneti Marelli en Llinars del Vallés están en huelga indefinida. Así lo ha comunicado el Comité de Empresa de la planta, que confirmaba que los paros comenzaron el 5 de octubre y se desarrollarán de forma continua durante dos horas por turno al día, sin fecha aún de finalización. Las movilizaciones se deben a la intención del fabricante italiano de componentes de deslocalizar parte de la producción de este centro hacia Tánger, en Marruecos, lo cual fue anunciado el pasado día 3.
Los planes de la compañía para esta planta, que actualmente cuenta con cerca de 443 empleados, incluyen el traslado de una parte importante del trabajo de fabricación de piezas que actualmente realizan tres líneas inyectoras —una cuatricolor y dos monocolor— y una metalizadora, según han informado fuentes sindicales a La Tribuna de Automoción. Las máquinas asociadas saldrían también camino de la localización norteafricana, lo que para la parte social supondrá poner en serios problemas el futuro y la viabilidad de las operaciones, y además destruir su propio patrimonio fabril.
Pese a que aún no se conocen las cifras exactas de cuantos puestos serán prescindibles para la empresa en este aspecto —aunque desde UGT transmiten que será un grupo “muy significativo”—, la idea principal sería la de trasladar a un grupo de operarios a las cercanas instalaciones de Barberá del Vallés para recolocarlos, y los restantes que quedasen sin ocupación podrían finalizar el ERTE por causas económicas y productivas que aún sigue vigente por la situación de pandemia.
Magneti Marelli solo habría estado interesada al inicio de las conversaciones en mantener en Llinars su núcleo de I+D, para “no perder el contacto con el cliente”, aunque según las mismas fuentes, a fecha del 6 de octubre, la dirección cuenta también con desmantelar esta división. Todo este contexto supondrá, de no haber una acuerdo, que la factoría perderá su condición de productora en gran medida, lo que haría que saliese del convenio colectivo nacional de Química al que hasta ahora estaba suscrita.
Por el momento, la única solución que la entidad transalpina ha puesto encima de la mesa para paliar el golpe a los trabajadores se centra en plantear una inversión de 300.000 y 400.000 euros en Barberá para reforzar los nuevos proyectos Captur y Mondeo que serán en los que se reubique a algunos de los empleados de Llinars.
En la última reunión que se mantuvo entre sindicatos y compañía no se llegó a ningún acuerdo, manteniendo los primeros las convocatorias de huelga que ya están en marcha, con paros de 9 a 11 en el turno de mañana, de 17 a 19 en el de tarde y de 1 a 3 en el de noche. No obstante, las partes se encuentran negociando actualmente, aunque el Comité ha estimado que la propuesta de la empresa representa “un paso atrás”, aseverando que “claramente debilita a la planta”.