“Este coche pasará a ser un auténtico icono de Honda”. Con estas palabras, Roger Solergibert, director de la división de automóviles en España, se decidía a presentar el Honda-e, la apuesta total por la electrificación de los nipones. Haciendo especial incidencia en que se trata de “la nueva imagen de los compactos urbanos”, el directivo ponía en valor que este vehículo no solo cumplirá las expectativas tecnológicas, sino también las prestacionales.
Partiendo de la base de que se trata de un coche nuevo, diseñado totalmente desde cero, llama la atención su interior, dotado de un salpicadero prácticamente digital que aúna dos pantallas de 12,3 pulgadas para la consola central, una de ocho para el cuadro de instrumentos, y otras dos de seis para retransmitir lo captado por los retrovisores laterales con cámara.
Mecánicamente ofrece solo un propulsor 100% eléctrico de 100 kW (154 CV) y 315 Nm de par, al que alimenta una batería de 35,5 kWh con la que puede extenderse la autonomía del conjunto hasta los 222 kilómetros, un rango que podría variar dependiendo del modo de conducción, que puede pasar de Normal a Sport para un manejo más ágil.
Y es precisamente en el acumulador donde Honda ha echado el resto para facilitar las opciones de recarga. Por lo confirmado por los japoneses, el modelo está preparado para ser cargado tanto en un punto público —ya sea de AC en algo más de cuatro horas, o en DC en 31 minutos—, como en uno dentro de casa —18,8 horas en un enchufe convencional o 4,1 horas en un punto de AC facilitado por el fabricante por 1.120 euros—.
En cuanto a la tecnología de conducción, se introducen varias innovaciones, como un volante con levas para aumentar o disminuir la velocidad de la marcha, la opción de control del coche con un solo pedal (frena al soltarlo) o un selector de decleración con el que puede regularse para escoger cuanta energía se recarga al detener el vehículo.
También incluye avances en digitalización, como el Honda Personal Assistant, que gestiona los controles del automóvil respondiendo a las órdenes del piloto a través de inteligencia artificial, o la App MyHonda, con la que puede operarse la apertura sin llave, la geolocalización, controlar la carga en remoto e iniciar la climatización tiempo antes de ponerse al volante.
Respecto a su venta en España, la firma ofrece dos versiones: el Honda-e con todos los servicios de serie y cinco colores de pintura exterior por 34.800 euros, y el Honda-e Advance, que añade al anterior un motor superior de 113 kW y varios extras por 37.800 euros. Estos precios, que por el momento no incluyen ningún tipo de ayudas como el Plan Moves II, pueden verse reducidos acogiéndose a las opciones de financiación que se plantearán desde los concesionarios, como la oferta de 399 euros mensuales en 36 cuotas y con una entrada de 10.000 euros.
A esta compra se asocian, además, un contrato de mantenimiento de cinco años, tres años de asistencia en carretera, ocho años de garantía de la batería (o 160.000 km con una durabilidad del 70%) y 12 años de garantía de la estructura.
En principio, los pedidos ya están abiertos en cualquiera de los puntos de venta de la marca —se comercializarán 500 unidades en nuestro país—, y las primeras entregas, que serían únicamente de la versión Advance, comenzarían a hacerse en agosto. Para poder adquirir el Honda-e de acceso, habría que esperar hasta finales de año.