Tras una etapa final de las negociaciones en las que entró a participar la propia CEO de la compañía, Mary Barra, y su presidente, Mark Reuss, General Motors y el sindicato United Auto Workers (UAW) han llegado a un acuerdo tentativo, justo cuando se cumplía un mes de la huelga general emprendida por los trabajadores de Estados Unidos.
Ahora, está en manos del Consejo Nacional de UAW GM desconvocar o no el paro iniciado el 16 de septiembre. Por el momento, los negociadores de la agrupación sindical aseguran que el texto “representa ganancias considerables para los empleados”.
De acuerdo con Reuters, que ha podido hablar con fuentes cercanas a las conversaciones, GM ha propuesto una inversión de 9.000 millones de dólares en las plantas del país, lo que supone un aumento desde su oferta anterior, de 7.000 millones de dólares.
Asimismo, también ha planteado contratar a 9.000 trabajadores, frente a los 5.400 por los que abogaba anteriormente.
Entre las reivindicaciones de los trabajadores estaban el aumento de los sueldos —especialmente para las nuevas incorporaciones, que cobran actualmente menos de 20 dólares la hora—, garantías de seguridad laboral y la recepción de una parte de los beneficios empresariales, los cuales, desde su perspectiva, no se están repartiendo de forma justa.
Según un documento del sindicato recogido por el medio especializado Automotive News, el acuerdo contempla un aumento de los sueldos de, al menos, el 3% anual, para los empleados a tiempo completo, y permite a los que llevan menos tiempo en la empresa llegar a los salarios más altos del baremo en cuatro años, en lugar de ocho.
Además, el convenio indica que el salario mínimo, para cualquier trabajador, ha de ser de 32,32 dólares la hora, a partir de septiembre de 2023.
La protesta más larga desde 1970
La protesta, que ha movilizado a 48.000 trabajadores, es la más larga desde el año 1970, y las repercusiones se han visto no solo en EEUU, sino también en las fábricas de México y Canadá.
En el país latinoamericano, 6.000 personas han sido despedidas de forma temporal en la planta de Silao, donde se manufacturan pick-ups y transmisiones, debido a la falta de piezas provenientes de EEUU, mientras que en Canadá han sido 3.200 los que han tenido que frenar su actividad.
Aunque todavía la empresa no ha cuantificado el impacto económico de la huelga, Bank of America ha estimado que este ha sido de, al menos, 2.000 millones de dólares.