Una de las prioridades de Mazda, tal y como expusieron hace un año, es la de convertirse en una de las tres primeras marcas en atención al cliente. Ya han cambiado sus concesionarios, dotándolos de elementos interactivos que expliquen en detalle características técnicas de sus innovaciones, como el motor Skyactiv-X; han logrado que sus modelos retengan el valor residual a niveles similares a los de las firmas premium alemanas; han aumentado la lealtad de sus clientes y mejorado sus ventas un 15,12% respecto a 2017, con 21.373 unidades vendidas en 2018.
Pero aún les faltaba algo por cumplir para llevar a cabo esta ambiciosa iniciativa: ofrecer un servicio posventa que esté a la altura de un fabricante en el top 3. Otros contaban con la ventaja de tener sus propios centros logísticos en España para garantizar envíos prácticamente al momento. Mazda ha decidido seguir el ejemplo y abrir unas instalaciones de distribución de recambios en Azuqueca de Henares (Guadalajara).
Allí albergan más de 13.000 referencias (el 92% de los pedidos habituales) en 6.000 m2, para asegurar que todas las piezas lleguen a cualquier parte de la Península en 20 horas como máximo, acortar en un día su llegada a Canarias y reducir su dependencia de la central logística en Bruselas.