La idea es que estas tecnologías estén presentes durante todo el proceso que rodea al mantenimiento del vehículo, abarcando desde las acciones preventivas hasta las reparaciones, así como la formación que los técnicos necesitan para modernizarse.
Las propuestas de Bosch comienzan con el cliente, quien podrá hacer un seguimiento del estado de su vehículo en su propio teléfono móvil y, si es necesario, contactar directamente con el taller, el cual puede aprovechar el sistema Connected Repair, que permite compartir una gran cantidad de información sobre la unidad y el servicio que se va a realizar.
Si hablamos del proceso de diagnóstico y reparación en sí, entra en juego el software ESI[tronic] 2.0, destinado a optimizar estas etapas y acortar tiempos. Una de sus grandes bazas es la llamada función de reparación basada en la experiencia (EBR), que tiene como pieza clave una amplia base de datos en la que se han integrado unos 750.000 casos reales identificados en los talleres. Es decir, el programa lo que hace es proponer una solución que no sólo responde a los datos introducidos, sino que también tiene el aval de otros usuarios que se han encontrado con una situación similar.
Otra vía es la que se abre con la realidad aumentada, que la empresa alemana aplica para facilitar las tareas de los especialistas y para su formación. Esta permite, por ejemplo, poder identificar piezas que no sean fácilmente visibles o recibir, a través del uso de unas gafas especiales, instrucciones de trabajo o información sobre las herramientas requeridas.
De acuerdo con Bosch, todos estos componentes –a los que también se suma una aplicación que permite a los profesionales recibir, si lo necesitan, ayuda directa de un técnico, a través de una conexión de vídeo– posibilitan al taller ahorrar 10 minutos por vehículo. En el caso de la realidad aumentada, el fabricante estima que, con ella, cada uno de los pasos puede tardar hasta un 15% menos en realizarse.