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Opel consigue reducir un 50% los costes de producción del nuevo Corsa

Juan Roig / Rüsselsheim (Alemania)

La marca del rayo desveló en su centro de I+D en Rüsselsheim el progreso del plan Pace!, presentado en noviembre por Carlos Tavares, apenas cien días después de que se hiciera efectiva su compra por parte del conglomerado francés. En él, se comprometían a aprovechar sinergias para ahorrar costes, a apostar fuerte por la electrificación y a la búsqueda del 2% de rentabilidad en 2022 y del 6% para 2026.

Opel Russelsheim

Juan Roig / Rüsselsheim (Alemania)

La marca del rayo desveló en su centro de I+D en Rüsselsheim el progreso del plan Pace!, presentado en noviembre por Carlos Tavares, apenas cien días después de que se hiciera efectiva su compra por parte del conglomerado francés. En él, se comprometían a aprovechar sinergias para ahorrar costes, a apostar fuerte por la electrificación y a la búsqueda del 2% de rentabilidad en 2022 y del 6% para 2026.

Han sido ocho meses frenéticos desde la presentación, pero ya han dado pasos en la dirección correcta. En cuanto al ahorro de costes, PSA ha cedido dos plataformas modulares en las que basar sus modelos: la CMP, destinada para modelos más pequeños, y la EMP2, el esqueleto de todo aquello superior al segmento C, incluyendo los SUV y los comerciales como el recientemente introducido Combo. 

Estas arquitecturas serán la base de todos los modelos del Grupo PSA, y han permitido crear sinergias que, en palabras de Christian Müller, director de ingeniería de Opel, “hace que estén en línea con los objetivos del plan”, negándose a entrar en más detalles. Estas metas, con miras en 2020, se fijaban un ahorro de 1.100 millones en sinergias entre las marcas del consorcio.

Desde su incorporación al porfolio francés, Opel ha sacado tres modelos, todos usando la plataforma EMP2: Crossland X, Grandland X y Combo. El primer modelo que usará la CMP es el Corsa, que se saldrá de la planta de Figueruelas a partir de 2019. Con ella, todos los directivos han subrayado la reducción de costes productivos a la mitad, por aprovechar el desarrollo de los módulos que compondrán el coche.

Opel ya estaba desarrollando un Corsa antes de que PSA la comprase, y comenzó todo el proceso de nuevo —el conglomerado solo cuenta el ahorro de costes desde su adquisición—, para completarlo 10 meses después. Llegará una versión eléctrica en 2020, también de la fábrica zaragozana, el mismo año que la versión híbrida enchufable del Grandland X, que saldrá de Eisenach.

Buscando su identidad

Tras la compra, todos los aspectos de Opel han estado preocupados por su porvenir: las fábricas han llegado a convenios colectivos; la red europea ha visto sus (1.500) contratos rescindidos, que deberá volver a negociar, y sus centros de I+D estaban en estado de alerta por la duplicidad de competencias. 

Pero el lápiz de Tavares trazó fronteras claras entre todos, para organizar sus marcas. Rüsselsheim, el principal centro de investigación de la marca alemana, se encargará de 15 apartados clave que serán compartidos con el resto del grupo. Entre ellas se incluye el desarrollo de los asientos –ya con GM producía el 80% de todos los usados entre ellos–; la investigación sobre la pila de hidrógeno y otros combustibles alternativos; las cajas de cambio automáticas; el próximo motor gasolina del grupo (cuatro cilindros y 1.6 litros) o la creación de una tercera plataforma conjunta, en la que se basarán los próximos comerciales ligeros del grupo, en los que ostentan el liderato en Europa.

Opel, además, recalcó sus intenciones eléctricas: para 2020 contará con cuatro modelos electrificados (dos incógnitas tras el Corsa y el Grandland X), y en 2024 afirma que todos sus modelos contarán con una versión que cuente, al menos, con un sistema mild hybrid de 48 voltios.

 

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