La industria automovilística ha dado un nuevo giro de vuelta en su evolución. Esto no significa que desde que éste apareciera hace ya más de un siglo apenas hubiera cambiado, está constante evolución, pero sí que se podrían señalar varios hechos como los verdaderamente transcendentes en la historia de la automoción, y desde aquí creemos que el aterrizaje del eléctrico en nuestra sociedad podría ser equiparado a la línea de producción en cadena de Henry Ford o a la llegada del 600 en España.
Su necesidad se hace evidente y no sólo ante la necesidad de reducir la dependencia de energías de origen fósil y reducir las emisiones a la atmósfera, sino también para rebajar el ruido en las ciudades y sobre todo el tamaño del parque automovilístico, no referido al volumen y sí a las dimensiones de los coches que circulan por nuestras carreteras, más grandes de lo necesario y muy alejados de las necesidades de los propios conductores.
Y para solucionar esto llega el iOn, uno de los primeros eléctricos que llegará a nuestro mercado: pequeño, limpio, con todo lo necesario para el día a día, contenido en su tamaño y ágil para desenvolverse en la gran ciudad. CARLOS OLMO / PARÍS
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