La ola de huelgas en fábricas chinas de autopartes, que obligó a la marca japonesa Honda a suspender en dos ocasiones su producción en el gigante asiático, se extiende ahora a su rival Toyota, que también ha sufrido esta semana el paro de una de sus ramas en China, según informaron fuentes de esta firma nipona.
La nueva huelga, cuarta de este tipo en el sector automotriz chino, se ha producido en una fábrica de la firma Toyoda Gosei en la ciudad de Tianjin (norte del país), suministradora de componentes para puertas de automóviles compactos de Toyota, y donde trabajan unos 800 empleados.
No obstante, según un portavoz de la firma japonesa en China, el paro sólo duro un día, el pasado martes, y los trabajadores regresaron a la producción hoy, jueves (ayer fue festivo nacional), después de que se acordara con los jefes de la empresa futuras reuniones para analizar posibles subidas salariales.
La huelga en Toyota, unida a otras tres en suministradoras de Honda y la ola de suicidios en las fábricas chinas de componentes tecnológicos de la taiwanesa Foxconn, muestran según los analistas un creciente descontento de la mano de obra de la "fábrica del mundo" china.
Especialmente entre las jóvenes generaciones de trabajadores chinos, que se están incorporando al mercado laboral del gigante asiático.
Este creciente descontento preocupa al Gobierno chino, que teme acabe afectando a la estabilidad social y el desarrollo de la tercera economía mundial.
Muestra de esa preocupación fueron las recientes palabras del primer ministro chino, Wen Jiabao, quien en una visita a obreros inmigrantes de Pekín esta semana pidió mejor trato de la sociedad y mayor atención a los trabajadores de las ciudades chinas.
El jefe de Gobierno pidió "mejorar las condiciones de vida en las ciudades para emigrantes que dejaron sus pueblos y están contribuyendo de forma importante a la urbanización del país", asegurando que la sociedad "debe tratar a los jóvenes trabajadores emigrantes como si fueran sus propios hijos".
Durante décadas China ha usado mano de obra barata y sometida a duras condiciones de trabajo para alimentar la locomotora económica china, pero huelgas y suicidios, según los sociólogos, muestran que las nuevas generaciones chinas no están dispuestas a aceptar los mismos sueldos y horarios que sus antecesores.
Por otro lado, los problemas en Foxconn y Honda se han intentado paliar con importantes subidas de sueldo a los empleados, por lo que los analistas opinan que una extensión de este descontento de los trabajadores podría desembocar en un aumento generalizado de los precios en los productos que China exporta a todo el planeta. EFE