En 1964, el Ford Mustang debutó en la Feria del Automóvil de Nueva York. Entonces nadie era consciente de lo sucedería con esa amable berlina que allí se estaba dando a conocer. Solo en su primer año, se vendieron 417.000 unidades y, dos años más tarde, la cifra se incrementó al millón. Estaba disponible en dos carrocerías: hardtop y convertible, y tenía un precio de 2.368 dólares de entonces —unos 2.226 euros de ahora—. Pasó el tiempo y se convirtió en un clásico de la carretera y circuitos estadounidenses dado que este modelo fue uno de los encargados de motorizar a los baby boomers. Esto se debe a que este diseño fue conceptualizado como un coche deportivo pero asequible, dirigido a la creciente población joven de la época, aquella que necesitaba notar la libertad en un contexto de Guerra Fría y de infortunios en la contienda de Vietnam.
Fue lanzado por el director de la marca, Lee Iaccoca (para muchos el salvador de la compañía, y posteriormente de Chysler gracias al Voyager), que supo ver las necesidades del mercado y lideró un equipo que realizó un icono cultural. Cabe señalar que, aunque hoy en día se puede encontrar un Mustang en la mayoría de mercados importantes a nivel mundial, hasta la sexta generación no se comercializó fuera de EEUU.
En 1965, tras su éxito de ventas, los altos ejecutivos del óvalo quisieron verlo en los circuitos junto con las grandes marcas y, para llevarlo acabo, se pusieron en contacto con Carroll Shelby, un expiloto que fabricaba prototipos de competición llamados AC Cobra. Este daría paso al tercer perfil de carrocería: Fastback, que fue la base para el Ford Mustang Shelby GT350. Además, este popularizaría las famosas líneas blancas longitudinales que caracterizaban al Mustang.
En enero de 1965 empezaría a participar en competición y, solo un mes después, se alzó con su primera victoria en Green Valley Farms, de Texas. Un año después Shelby crearía el GT5OO, una de las terminaciones más aplaudidas de su historia.
Un coche de película
El Mustang es un habitual de la gran pantalla, donde ha aparecido más de 3.000 veces. Su conocido diseño y su popularidad le han converdido en el actor perfecto para películas como Need For Speed (2014), John Week (2014 y 2017) o En diamantes para la eternidad (1971), donde el mismísimo James Bond se puso al volante de un Mach 1 de 1971.
Aunque hay dos filmes donde más destacó su participación. Por un lado Bullitt, donde apareció sin el logo del óvalo azul debido a un desacuerdo entre Ford y la producción. Pidieron varias unidades para la grabación y el fabricante se negó. Aun así, lo utilizaron y, a la postre, esta película sería reconocida con la mejor escena de persecución de la historia. Y, por otro, 60 segundos donde apareció Eleonor, un perfil Fastback de segunda generación con un acabado que nunca se comercializó y cuyas réplicas hoy están muy cotizadas en el mercado de coleccionistas.
60º aniversario
Siete generaciones después cumple los 60 años y, para celebrarlo, la marca lanzó un paquete especial, el cual solo estará disponible para el GT Premium con V8 de 5,0 litros. Basado en los icónicos rasgos de diseño que han definido a este deportivo, añade una placa en el salpicadero única y unos signos distintivos exteriores que destacan su aspecto más retro en la rejilla, las llantas o la paleta de colores entre otros, que recuerdan al modelo presentado en 1964.
Para conmemorar tal efeméride en España, la marca organizó un evento en el Aeródromo de Casarrubios (Toledo), que contó con la presencia de más de 170 exponentes de todas las épocas, todos ellos pertenecientes a clientes y miembros de los distintos clubes de aficionados, y gracias a los cuales, los asistentes pudieron ver la evolución del automóvil a lo largo de los años.
No obstante, esta no fue la primera celebración, pues el fabricante realizó un evento para fans en el Charlotte Motor Speedway —una de las pistas más importantes de la Nascar, situada en el Estado de Carolina del Norte (EEUU)— el mismo 17 de abril. En este, los congregados pudieron disfrutar de sesiones de drift y de pilotaje en el propio trazado.