Apenas una semana después del anuncio del pacto con Ford, primero Stellantis —el día 44 de la convocatoria— y después General Motors (GM) —tres jornadas más tarde—, alcanzaron preacuerdos con la UAW que supusieron, al fin, la desactivación de la huelga en EEUU y la vuelta al trabajo de los asalariados durante el proceso de ratificación de los pactos.
El presidente de EEUU, Joe Biden, calificó este avance como un «testimonio del poder de los sindicatos y la negociación colectiva».
Últimos días huelga en EEUU contra GM, Stellantis y Ford
Previamente a que se confirmara el acuerdo tentativo con la del óvalo azul, las protestas se intensificaron para presionar a Stellantis y GM. El 23 de octubre, el sindicato instó a detener su actividad a los empleados de la planta de ensamblaje de Sterling Heights —la «más grande y rentable de Stellantis», según la UAW— y, a continuación, el 24, sucedió lo mismo en Arlington Assembly.
Justo antes de levantarse de la mesa, la UAW preparaba una operación similar contra la de Ford en Dearborn.
Tras la resolución del conflicto con Stellantis, la UAW quiso darle «el golpe de gracia» a GM y anunció la ampliación de los paros al centro de motores de Spring Hill, Tennessee —con 4.000 trabajadores, suministra a nueve factorías de ensamblaje—, una medida que esperaban que amenazara a su producción de pick-up.
En efecto, el grupo reconoció…
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