En principio, un incremento exagerado siempre es mejor que cualquier otro resultado, sea por el motivo que sea. Sin embargo, es conveniente saber la causa para conocer si se trata de un espejismo, de vestigios de la recuperación perdida o simplemente es un dato hinchado, como es el caso.
El inicio de 2023 dejó una subida del 51,11% hasta las 64.463 unidades, pero fue fruto de la comparación con los meses de enero de 2022 (-0,26%) y 2021 (-52,16%). Hace dos ejercicios las entregas se desplomaron por dos cuestiones.
La primera porque se acabó el Plan Renove, que, aunque no fue un éxito y dejó más de 208 millones sin repartir de los 250 iniciales, adelantó alguna operación a diciembre del 20.
El efecto WLTP
La segunda y más rotunda fue por el impacto de la subida de la presión fiscal en el Impuesto de Matriculación, desde el 1 de enero de 2021, por la aplicación de los valores puros de emisiones de CO2 en la homologación con el protocolo WLTP, sin ratio de correlación con el NEDC (que era menos certero y daba unos datos inferiores), por normativa europea.
Entonces, se calculó que afectó al 48,4% del mercado, que tendría que empezar a tributar por la compra del modelo o saltaba de tramo en dicho gravamen, al arrojar un nivel de emisiones mayor. Ambas cuestiones impulsaron diciembre de 2020. Ese mes acabó con un incremento del 0,06%, con 109.376 unidades.
Aunque no parezca un éxito, hay que recordar que ese ejercicio fue el de la pandemia y que quitando ese mes y julio (+0,68%) todos estuvieron pintados en rojo. En enero de 2022, se dio una situación parecida, después de que el Gobierno, forzado por el Congreso de los Diputados, suavizara el impacto de la tasa de matriculación en julio de 2021 hasta…
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