Dentro de la conducción autónoma, los primeros segmentos a los que llegará la tecnología no serán los vehículos particulares debido al elevado coste que supone la aplicación de estas funcionalidades. Por ello, los fabricantes han decidido volcar sus esfuerzos en sectores profesionales como el transporte logístico, los robotaxis o la minería.
De hecho, uno de los requisitos que necesitan estos vehículos para su funcionamiento óptimo es un entorno controlado en el que se pueda delimitar el funcionamiento de ellos sin parámetros externos que podrían introducir variables peligrosas no contempladas por los ingenieros —la circulación humana y peatonal son notablemente difíciles de predecir—. Por ello, las minas y canteras son lugares idóneos para realizar las pruebas de esta tecnología incipiente.
Uno de los últimos fabricantes en explorar estas prometedoras posibilidades es Volvo, a través de su división Autonomous Solutions, que ha llegado a un acuerdo con la empresa de materiales suiza Holcim para “desarrollar y probar camiones de carga autónomos y eléctricos” en una de las canteras de caliza de esta última, en Siggenthal (Suiza).
Los vehículos cero emisiones “suponen un hito en la industria, pues son más silenciosos, sostenibles y seguros”, según la empresa, que recordó que se trata del primer modelo homologado con estas cualidades para el sector de la minería y el cemento.
Para el consejero delegado de Holcim, Simon Kronenberg, la logística juega un papel fundamental para reducir el impacto en el calentamiento global. “Nuestros productos y soluciones siempre van en línea con los objetivos de reducir CO2 y todas nuestras localizaciones funcionan con energías renovables desde 2019″, sentenció.
La implementación de estos camiones es parte de la estrategia de su compañía, llamada Plants of Tomorrow, en la que están aplicando automatización, robótica e inteligencia artificial en toda su cadena de valor, con la intención de hacer del sector del cemento más sostenible de cara al futuro.