Dentro de la carrera por la electrificación, la química de las baterías sigue siendo una de las fronteras en las que los fabricantes ven más potencial de avanzar. Una de las tecnologías más prometedoras es la de estado sólido —en las que el electrolito no es líquido, como ocurre en las actuales de iones de litio— y constructores como Toyota, Daimler, Stellantis, Ford o BMW están invirtiendo sus recursos en ellas, con la intención de dar con una solución más ligera, más potente y más rápida de cargar.
Estos dos últimos, de hecho, forman parte del accionariado de Solid Power, una empresa de EEUU que anunció su salida a Bolsa a través de…
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