Sin que hayan pasado cinco meses desde que Bosch comunicara el cierre de su fábrica de limpiaparabrisas en Castellet i La Gornal, vuelve a dar un severo golpe al tejido industrial catalán, con el anuncio de la clausura de la planta de frenos de Llissá de Munt, situada en el Vallés Oriental. La decisión proviene de la reestructuración que está llevando a cabo el grupo, afincado en Stuttgart, que, tras el impacto de la crisis sanitaria, ha optado por concentrar la producción de estos componentes en el centro que tiene en Polonia, debido a su mayor proximidad con otras factorías de automoción centroeuropeas. En total, se prevé que los 336 trabajadores de la localización barcelonesa pierdan su empleo, aunque los sindicatos sostienen que, de forma indirecta, esta cifra asciende a 1.500.
Los representantes sociales han denunciado que tanto Llissá como Castellet han…
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