Adrián Vega / Madrid
El comisario de Acción por el Clima y Energía de la Unión Europea, Miguel Arias Cañete, ha reiterado el enfoque neutral hacia la tecnología que mantiene la Comisión Europea y ha defendido que los nuevos motores diésel son limpios. “Es erróneo hablar del diésel en general, no es lo mismo un vehículo bajo la norma Euro 1 que uno de la norma Euro 6, que contamina un 84% menos de NOx”, ha destacado durante un desayuno informativo organizado por Europa Press. Cañete responde así a las declaraciones de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que se mostró en contra del gasóleo, anunciando que tiene los días contados. El comisario, que ha asegurado mantener una relación cordial con la ministra, ha hecho hincapié en que Bruselas debe ser “más prudente” y que, aunque es innegable que se avanza hacia la electrificación, no se puede predecir a qué ritmo. “Nosotros solo establecemos límites y será la innovación la que determine cómo se pueden alcanzar. Lo importante, en cualquier caso, es que los vehículos cumplan con la normativa”, ha explicado.
Cañete hace balance de los cuatro años que lleva al frente de las carteras unificadas de Clima y Energía y dice sentirse orgulloso de las medidas que ha puesto en marcha, pese a las discrepancias que surgen en el Parlamento Europeo respecto a los límites de emisiones que deben fijarse. “Para cumplir un objetivo más ambicioso de reducción de emisiones, sea cual sea la cifra a alcanzar, hace falta mucha legislación. Yo he puesto mi granito de arena para conseguir que la descarbonización en Europa alcance el 45% en 2030“.
Asimismo, se ha mostrado satisfecho con el Acuerdo de París, por tratarse de un sistema dinámico y progresivo que permite monitorizar la situación cada cinco años y actuar en consecuencia. “Es necesario llevar a cabo una revolución progresiva, ya que la industria auxiliar es distinta para cada modelo energético”, matizó.
Los puntos de recarga, el talón de Aquiles
Respecto al avance de la electrificación, Cañete ha destacado la falta de puntos de recarga como el gran impedimento al que se enfrenta la Unión Europea para conseguir sus objetivos de reducción de emisiones en el sector del transporte. Actualmente, existen 83.000 puestos en toda la región, sin embargo, para alcanzar la meta de ajuste del 30% del CO2 propuesta para 2030 por la Comisión Europea, harían falta 2,6 millones de puntos de recarga. Esta cifra se hace aún más inalcanzable si se tiene en cuenta la propuesta que defiende la eurodiputada Miriam Dalli en el Parlamento Europeo, del 50%, para la que harían falta 4,3 millones de cargadores.
En el caso de España, que actualmente cuenta con 1.700 puntos, se requerirían entre 60.000 y 80.000 más para cumplir con los objetivos.
“Siento una gran frustración al respecto. Sería lógico establecer por ley que los edificios no residenciales nuevos tengan un punto de recarga por cada 10 plazas de aparcamiento y que los edificios residenciales estén habilitados para que cualquier usuario pueda instalar su propio cargador, pero cuando he hecho esta recomendación no se me ha escuchado“, explicó.
Los otros cuellos de botella que alejan el sector europeo de cumplir con lo estipulado en los Paquetes de Movilidad Sostenible son, según el comisario, el retraso de los fabricantes europeos respecto a otros países en el desarrollo de vehículos eléctricos y el difícil acceso a los materiales necesarios para fabricar baterías, como el litio, que actualmente se producen en otras regiones, especialmente en Asia. “Si aumentamos la electrificación, habrá escasez de baterías“, sentenció.
