Juan Roig Valor / Montecarlo (Mónaco)
Trabajar con una plataforma común hace que se puedan ahorrar costes. Si bien la arquitectura EMP2 es la base para otros derivados de turismo del Grupo PSA, los ingenieros franceses han hecho que su oferta esté claramente diferenciada: mientras Opel es más utilitario y Citroën está más enfocado a la comodidad, el nuevo Peugeot Rifter es la expresión más aventurera del consorcio galo.
El relevo del Partner medirá tres centímetros más que el modelo que reemplaza, salvo en la nueva versión larga, 35 cm más largo. Esto supone más de tres metros de suelo con los asientos abatidos, o más de 4.000 litros de carga. La posibilidad de matricularlo tanto como turismo que como comercial –aunque Anfac lo considere como este último– hace que Peugeot tenga un público objetivo más amplio que hasta ahora: lo que ellos denominan los “autónomos activos”, o clientes que buscan un vehículo polivalente para su trabajo como para su uso particular, con un enfoque práctico para cargar personas y material de ocio.
Pretenden, así, hacerse con la cuota de mercado que está reservada para los SUV, que ocupan según Jorge Tomé, director de la marca en España y Portugal, entr e todos los segmentos, un 40% del mercado ibérico. En 2018, la marca francesa estima que el segmento F, de comerciales livianos, superará las 220.000 unidades en España, un 10,7% más que las 198.821 de 2017 Además, su objetivo es que el peso esté equilibrado entre el canal de particulares y el de flotas empresariales.
Desde su introducción en 2006, la marca del león ha conseguido vender 1.250.000 unidades del Partner, 20.000 de ellas en 2017 (un 22% de las ventas totales). Para 2019, el primer año completo que esté a la venta, pretenden superar este hito, ayudados por la novedad de la silueta, los ocho colores a elegir y las cinco llantas disponibles.
Cambio de nomenclatura
‘Rifter’ es un nombre que hace referencia a las formaciones geológicas, pero que mantiene el -er del Partner y del Traveller, más “empresariales”, según Romain Drapri, jefe de prensa de la marca. Este cambio de nombre denota un espíritu más aventurero que la versión anterior. El nuevo Rifter, además, cuenta con equipamiento de serie que le pone en línea con otros turismos y le aleja de los comerciales, como el i-Cockpit o los sistemas de ayuda a la conducción.
Ya se pueden realizar pedidos a los concesionarios, pero no se harán las primeras entregas hasta septiembre. Se pueden optar por cuatro acabados: Access (17.800 euros antes de descuentos), Active (18.900), Allure (20.200) y el tope de gama GT Line (21.000).
Las motorizaciones con las que saldrá a la venta son tres motores diésel de 75, 100 y 130 caballos y uno de gasolina de 110. Posteriormente, se sumarán las versiones de 130 CV de gasolina en 2019, y una versión híbrida. Además, gracias al acuerdo con Dangel, en un futuro se podrá optar por una opción 4×4 enfocada al acceso de las rutas de tierra.
El equipamiento, la silueta y el comportamiento dinámico son más propios de un todocamino –incluso está disponible con siete asientos– y esperan hacerse así con cuota de mercado en un nicho que, a juicio de Tomé, está aún sin explotar. El directivo se mostró confiado en que el resto de marcas les imitarían, una vez se demostrase su éxito comercial en los 100 mercados que pretenden vender el derivado producido en Vigo y Mangualde (Portugal).
