Pablo M. Ballesteros / Madrid
Ahora sabemos que Jobs, el soñador que sacudió el mundo con la creación del Macintosh en 1984, tenía previsto diseñar un coche, que se conocería como iCar, según desveló Mickey Drexler, miembro del consejo de administración de Apple, en la conferencia ‘La innovación sin censura’ celebrada en Nueva York.
Europa Press, haciendo alusión a la web especializada en información tecnológica cnet.com, informa de que durante su intervención, Drexler precisó que Jobs nunca llegó a diseñar un coche, pero que el último sueño antes de su muerte era crear un vehículo.
Además de este proyecto, Steve Jobs, aquel estudiante que abandonó la universidad y que sólo acudía a las clases que le interesaban tenía entre sus proyectos diseñar una televisión y un yate.
En su prolífica vida, este emprendedor californiano inventó, entre otros productos, el iPhone, el iPad, el iPod, a la vez que fundó la empresa Pixar que creó la primera película de animación por ordenador, llamada Toy Story.
Con estos ingredientes, podemos decir que el iCar habría sido un vehículo refinado, con líneas suaves, atractivo, con una gran interoperabilidad con el iPhone, funcional, pero sobre todo que habría sido un éxito. El portavoz de Apple aventuró que habría conseguido una cuota de mercado del 50%.
A pesar de que Drexler señalaba que el iCar era el último sueño de Jobs antes de morir (siete años después de que le diagnosticaran un cáncer de páncreas), habría que matizar que fue el penúltimo. La filosofía de uno de los hombres más influyentes del siglo XX y XXI era “seguid hambrientos, seguid alocados”, por lo que parece que no se hubiera detenido en la creación de un coche convencional.
Por desgracia para el mundo del motor y para la tecnología, nunca sabremos cómo era el sueño de cuatro ruedas de Steve Jobs. De hecho, tampoco conoceremos ni cuántas ruedas hubiera tenido.
