Latribunadeautomocion.es / Madrid
Toyota Motor, primer fabricante mundial, planea parar cuatro de sus plantas de producción en Norteamérica ante la escasez de componentes de sus fábricas en Tailandia, gravemente afectadas por las inundaciones.
Según el diario Nikkei, el fabricante de automóviles japonés estudia cerrar el domingo las plantas de producción de los estados de Indiana y Kentucky, además de una fábrica de motores en el estado de Virginia Occidental y otra de automóviles en la provincia canadiense de Ontario.
Toyota, informa Efe, podría quedarse antes de fin de mes sin algunos de los componentes clave para mantener su fabricación de vehículos, lo que provocaría un ajuste de su producción doméstica a largo plazo.
Según aseguró al diario un portavoz de la compañía nipona, las inundaciones han interrumpido el suministro de unos 100 componentes, la mitad de las cuales se exportaban al archipiélago, entre las que se encuentran componentes electrónicos de navegación y sistemas de audio, complicados de conseguir en Japón.
Como medida para paliar el impacto de detención de sus plantas en Tailandia, Toyota optó el lunes por reducir durante toda esta semana las horas de trabajo extra en cuatro fábricas de la provincia nipona de Aichi y en otras plantas de ensamblaje del resto del país.
Las horas extraordinarias estaban destinadas a compensar los recortes productivos provocados por la tragedia del 11 de marzo, que devastó el noreste nipón, lo que podría suponer una reducción de su producción en unos 6.000 vehículos menos, algo menos del 10% de su producción doméstica anual.
Toyota paralizó la actividad de sus plantas en Tailandia debido a las inundaciones que afectan al país lo que ha provocado un corte en el suministro de piezas, mientras que las fábricas del gigante del motor nipón en Vietnam, Indonesia o Filipinas, que reciben componentes de este país, han tenido que recortar su producción.
Ocho empresas japonesas del motor mantienen paradas sus fábricas en Tailandia, mientras que se calcula que, en total, unas 430 filiales de empresas niponas se han visto afectadas.