El Colibrí
Desgraciadamente no es de la canción del mismo título que Julio Iglesias inmortalizase en un festival de Benidorm hace por lo menos “trepecientos años”, de lo que hablamos, sino de la situación en la que permanece el sector que nos ocupa y que sigue marcando un ritmo cardíaco más orientado a tener que recibir un boca a boca y un marcapasos que a pensar que tan sólo se tratan de gases.
Las cifras de matriculaciones en noviembre son más de lo mismo, por encima del 25 por ciento hacia abajo, con lo que el acumulado anual se está quedando en cifras irrisorias a la hora de la venta de vehículos. Incluso se afirma en el mercado que hay concesionarios que no venden un solo turismo desde hace un par de meses.
Y esa ruina nadie la está contemplando con seriedad. Entiéndase ese “nadie” por quien detenta el poder, es decir por el Gobierno, o al menos por ese ministerio que se denomina de forma tan rimbombante (Industria, Turismo y Comercio), y que en lugar de apoyar más, ha acompañado al sector hacia el agujero al retirar unas ayudas que habían supuesto, en su momento, una bocanada de aire fresco.
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