CÁMARA DE COMBUSTIÓN
Los sindicatos han utilizado, manejado y pregonado a bombo y platillo que el sector de automoción ha sido el que más ha respaldado la huelga del pasado día 29 de septiembre. Paradójicamente, el sector que más ha preocupado a este Gobierno y por el que más veces han abierto la hucha ofreciendo más apoyo que a ningún otro. Además, los trabajadores del motor son los que tienen firmados todos los convenios en unas condiciones más que aceptables. Por lo que a un servidor se le hace cada vez más difícil valorar para qué demonios ha servido esta convocatoria.
Cabe pensar que como todos los presidentes de la democracia tuvieron su huelga general, Zapatero no podía ser menos. Todos no, casi todos, porque Calvo Sotelo y Adolfo Suárez no dieron tiempo ni para organizar un guateque. ¿Éxito o fracaso? Para un servidor el éxito o fracaso de una huelga no se mide por la participación ciudadana, que también es importante, sino por los objetivos que se consigan una vez celebrada la vaga, que diría nuestra delegada en Cataluña, Elisabet Anglada. Pues bien, tal y como van las cosas lo único que van a conseguir unos y otros es un olvido en un tiempo récord. Sería el mal menor. Y si no, “Bicicleta, cuchara, manzana” que diría Maragall.
Y ya que hablamos de Cataluña, uno de los focos principales de la automoción en nuestro país, decirles que según nuestras noticias cabe la posibilidad de que la factoría de SEAT en Martorell fabrique en un futuro los modelos de la marca Alfa Romeo. Para ello, el grupo Volkswagen tendría que comprar la marca italiana, hecho difícil pero no imposible a tenor de las negociaciones que se están llevando a cabo y de las intenciones de los mandatarios del grupo alemán.
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