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Un dos fijo en la quiniela

IGNACIO ALONSO

Al final hay que preguntarse para qué sirvieron los discursos en nombre de la clase trabajadora, qué rendimiento dieron las promesas de reformar el capitalismo, dónde están las ingentes cantidades de dinero que se evaporaron al calor de la codicia de los intermediarios, qué fue de la extradición de las agencias de rating, dónde se enterraron los paraísos fiscales y qué ganamos con la convocatoria y muy parcial seguimiento de la última huelga general.

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IGNACIO ALONSO

Al final hay que preguntarse para qué sirvieron los discursos en nombre de la clase trabajadora, qué rendimiento dieron las promesas de reformar el capitalismo, dónde están las ingentes cantidades de dinero que se evaporaron al calor de la codicia de los intermediarios, qué fue de la extradición de las agencias de rating, dónde se enterraron los paraísos fiscales y qué ganamos con la convocatoria y muy parcial seguimiento de la última huelga general.

Y la respuesta es: todo sigue en el mismo sitio que antes de la crisis, excepto el discurso socialdemócrata, que se ha perdido en los vericuetos de la economía de mercado; el puesto de trabajo de millones de empleados, enajenado para siempre en muchos casos; y el crédito de los sindicatos, puesto en entredicho tras una convocatoria de paro con la que no se identificaron varias generaciones de jóvenes mileuristas y maduros hipotecados del sector servicios.

¿Dónde encontrar el capitalismo más rancio? En el lugar de costumbre y muy bien de salud, a dios gracias. ¿Dónde buscar el dinero desaparecido durante la crisis? En un puñado de cuentas a buen recaudo, a dios gracias. ¿Dónde yacen los paraísos fiscales? A dios gracias, en el imaginario de políticos que utilizan los discursos para ganar tiempo a la legislatura.

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