Toyota, líder mundial del motor, llamó a revisión a más de 1,5 millones de vehículos en todo el mundo, principalmente en EEUU y Japón, por problemas con el cilindro de freno y la bomba de gasolina, en plena campaña del fabricante nipón para lavar su imagen.
El llamamiento se produce por propia iniciativa del fabricante nipón tras la crisis que estalló en noviembre del año pasado, cuando se vio obligado a revisar millones de vehículos a instancias de las autoridades por problemas con el acelerador.
A diferencia de lo ocurrido entonces, los defectos detectados en esta ocasión no han suscitado la alarma puesto que no revisten gravedad, indicaron a Efe fuentes del Ministerio japonés de Transporte.
El portavoz de Toyota en Tokio, Paul Nolasco, detalló que no hay constancia de accidentes por estos problemas e insistió en que en EEUU, por ejemplo, las revisiones se efectuarán bajo la denominación de "campaña de satisfacción del cliente".
Toyota examinará 599.029 vehículos en Japón y cerca de 740.000 en EEUU, además de casi 200.000 en el resto del mundo, lo que eleva a cerca de doce millones los vehículos del gigante nipón sujetos a revisión en el último año.
Los últimos problemas afectan a once modelos del grupo Toyota, casi la mitad de ellos pertenecientes a su línea de lujo Lexus.
En algunos casos, un defecto en el sellado del cilindro podría hacer que se filtrase una pequeña cantidad del líquido de freno y provocar que la presión sobre éste fuese ligeramente más débil de lo normal.
En otros, en circunstancias determinadas un problema eléctrico en el sistema de la bomba de gasolina podría afectar a la llegada de combustible al motor y hacer que éste se cale.
Tras conocer los defectos, fue el propio Toyota el que decidió efectuar el último llamamiento a revisión, que se produce dos meses después de que tomase la misma medida con 1,3 millones de unidades de sus modelos Corolla y Matrix en EEUU y Canadá por un problema que podría provocar la parada repentina del motor.
Ahora, los afectados son el Crown Majesta, dos gamas del SUV Highlander (conocido como Kluger en Japón y Australia), el Toyota Mark X (Reiz en China), los modelos Alphard y Avalon, el Lexus RX (Harrier), dos gamas del Lexus GS350, el Lexus IS250 y el IS350.
En el último año, Toyota ha sufrido la peor crisis de imagen en sus 73 años de historia, en medio de la enorme polvareda levantada por varios defectos detectados en sus vehículos y la tardanza del grupo en reaccionar.
La Administración de Seguridad en la Carretera de Estados Unidos consideró que el fabricante japonés había ocultado los defectos en los vehículos durante meses y a principios de este año le impuso la mayor multa posible, de 16,3 millones de dólares (11,7 millones de euros).
Campaña de confianza
Toyota la pagó sin recurrirla y después de que su presidente, Akio Toyoda, se disculpara públicamente con los usuarios por los problemas causados, se volcó en una intensa campaña para recuperar la confianza de los consumidores.
Ello incluyó la creación de un comité especial de calidad dedicado a reforzar los controles sobre sus vehículos y potenciar la comunicación con los usuarios, además de la apertura de oficinas con el mismo cometido en todas las regiones.
Sólidas ganancias
La crisis no impidió que Toyota mantuviera unas sólidas ganancias en el primer trimestre del año fiscal (que comenzó en abril), de más de 1.600 millones de euros, y unas previsiones de ventas de más de siete millones de vehículos para el ejercicio 2010-2011.
El motor de sus beneficios fue, según la compañía, la buena acogida de sus híbridos y sus fuertes ventas en Asia y América del Norte. EFE