UGT y CCOO han decidido convocar cinco días de huelga en la fábrica de Mercedes en Vitoria, dos en junio y tres en julio, ante una “falta de respeto y dejadez” de la dirección, a la que acusan de dilatar premeditadamente las negociaciones del convenio sin buscar avances que acerquen a un acuerdo, según han informado a La Tribuna de Automoción fuentes de estas centrales sindicales.
La mesa de diálogo arrancó el 9 de febrero de 2021, después de que el marco laboral venciera en 2020, y ya acumula 30 reuniones con la de esta mañana en un proceso que ha vivido varios bloqueos. Desde ambas formaciones subrayan que la plantilla, que tiene congelados sus salarios desde el año pasado con la pérdida consiguiente de poder adquisitivo, no se merece esta situación ante el “esfuerzo y tesón” que ha demostrado en los últimos años, garantizando las producciones y los niveles de calidad exigidos para el producto.
Como primer hito de las protestas, y antes de que se llegue a la huelga, se han fijado concentraciones y paros en la puerta de la fábrica el 10 y 15 de junio, desde las 13:00 hasta las 15:00 horas.
Además de impulsar las movilizaciones, UGT y CCOO han presentado en el encuentro una propuesta de convenio conjunta, que han definido como “una apuesta para garantizar el futuro de Mercedes Vitoria para los próximos 20 años” y que esperan que la dirección la estudie y la analice detenidamente, si realmente está comprometida con los trabajadores y con un proyecto industrial a largo plazo. Si es así, añaden, se podría evitar que se lleven a cabo las paradas de actividad convocadas.
La plataforma entregada, que, aclaran, solo será vinculante “a partir del momento en el que se adjudique una plataforma de vehículo que sustituya al VS20 —Vito y Clase V, con sus respectivas variantes de combustión y eléctricas—”, incorpora en materia salarial una subida, entre 2021 y 2026, del IPC real +1%, así como una nueva paga de 1.000 euros en septiembre, un aumento del 50% del bonus de objetivos y otra gratificación de 500 euros por producción, si se alcanza una de 200.000 unidades, la capacidad fabril a la que querría llegar el constructor.
Precisamente para poder hacer realidad esos volúmenes, los sindicatos han incluido en su oferta, como ha reclamando la dirección, una regulación del modelo V, es decir, del equipo de fin de semana y festivos, y del 17º turno, el de viernes noche, aunque, matizan, con un enfoque de “generación de empleo y buenas condiciones”.
Aparte de ello, otras cuestiones planteadas son la conversión de 400 contratos a indefinidos a la firma del marco laboral, limitar la temporalidad al 15%, renovar la plantilla con jubilaciones y el contrato de relevo, restringir las rotaciones para mayores de 55 años y la creación de una nueva cuenta de disfrute personal, desligada de la flexibilidad, sobre la cual quieren que aumente el tiempo de preaviso a los empleados.
Frente a la propuesta de UGT y CCOO, que si deriva en un preacuerdo sostienen que tendría que ser ratificado en referéndum por los trabajadores, la compañía sigue insistiendo que las negociaciones tienen que tener como referencia la última plataforma que pusieron encima de la mesa el 31 de marzo, justo antes de que el 5 de abril detuviera las conversaciones al señalar que no podían vincular la adjudicación de inversiones a la firma de un pacto.
Tras la reanudación del proceso el 12 de mayo por iniciativa de la mayoría sindical integrada por UGT, CCOO, Ekintza y PIM, el fabricante propugnó que había que retomar el diálogo a partir de su última oferta.
