El presidente de la asociación de fabricantes de Anfac, José Vicente de los Mozos, ha señalado que «si no aceleramos la infraestructura» el mercado de vehículo eléctrico no crecerá lo suficiente en comparación con los países de referencia. Esto puede poner en riesgo a las plantas españolas porque va a ser relevante «producir donde hay demanda» puesto que el CO2 generado durante el transporte hasta el mercado final también se va a penalizar.
Como propuesta para reducir esa diferencia entre las naciones con más puntos de carga —como Francia, con 686 unidades por cada millón de habitantes o Alemania, con 567, frente a los 245 de España—, De los Mozos apostó por que se establezca un objetivo vinculante hasta 2030, se calcule qué inversión hace falta y se reparta entre los principales actores, dentro de una colaboración público-privada, que debe liderar la Administración.
La carencia de cargadores, acompañada de otros factores como la diferencia de renta per cápita, se traduce en una cuota de mercado del 1,9% para los eléctricos puros y del 3,8% para los híbridos enchufables en nuestro país, lejos de Alemania (9,9% y 11,9%, respectivamente), Francia (6,9% y 7,1%), Reino Unido (7,5% y 6,3%), Italia (3% y 3,6%) y la media de la UE14 más industrializada (6,3% y 9%). Y esto, a pesar de que la oferta es similar en esta región.
El también director general de Fabricación y Logística del Grupo Renault, además de líder de Anfac, señaló que aunque el Moves III es «un buen plan, que en teoría tiene que acelerar la demanda», pero que no va a servir para recuperar terreno frente a los líderes europeos en materia de vehículo eléctrico.
A pesar de considerarlo una iniciativa positiva, el responsable de Anfac apostó porque el programa se puede mejorar en cuestiones como eliminar el número de unidades eléctricas que puede adquirir una compañía (en la última edición ha ascendido de 30 a 50), incluir los coches de empleados de los fabricantes o importadores (a día de hoy las marcas no se pueden beneficiar directamente) y tener en cuenta a los vehículos pesados, bien sean eléctricos, híbridos o de gas.
Otra iniciativa que puede acelerar la implantación de este tipo de tecnología es el Perte del vehículo eléctrico, que, en principio, se debería aprobar por el Consejo de Ministros a lo largo de julio, con una dotación de 3.000 millones de euros, de los que 1.500 serían a fondo perdido y 1.500 en préstamos, como adelantó La Tribuna de Automoción, y del que De los Mozos y el director general de Anfac, José López-Tafall, han denunciado desconocer el detalle, a pesar de «hablar recurrentemente con el Ministerio de Industria».
En cualquier caso, ambos apostaron por emplear el Perte «como un elemento diferencial para acercarnos a los países de referencia» o al menos para que no crezca aún más la brecha, puesto que estos también evolucionan, y «separarnos del pelotón de los de abajo».
Un mercado similar a antes de la reforma del Impuesto de Matriculación
De los Mozos, que ha subrayado que van «a seguir trabajando en el milagro español», apostó por un mercado de 925.000 unidades, una cifra muy similar a la que habían planteado antes de que el Congreso de los Diputados aprobará la flexibilización del Impuesto de Matriculación, que aún no se ha publicado en el BOE, pero que definió como «una buena medida».
Cuestionado por el retraso a la hora de plasmar en el boletín el cambio normativo, López-Tafall ha informado de que el viernes se remitió el documento al BOE, pero que al tener que consolidar diferentes textos es normal que lleve tiempo. «Es un trámite operativo y no hay ningún problema», ha matizado, a la vez que señalaba que se podría incluir mañana mismo.
De cara a 2022, Anfac, que celebraba hoy Junta Directiva y Asamblea General, apuesta por una mejora de la actividad, pero aún no se recuperará de manera total, aunque destacó la volatilidad de la situación. De la misma forma ocurrirá con la crisis de los chips, que «tendrá impacto, pero menos» que en 2021.
Con la vista más al largo plazo, hacia 2030, la asociación insiste en la idea expuesta en febrero de reducir el parque en cinco millones de unidades, con 14 millones de coches nuevos matriculados y 19 achatarrados, como una forma de rebajar la edad media actual de 12,5 años. A pesar de que habrá menos vehículos circulando en las ciudades, motivado por el sharing, la renovación de esas unidades será mayor.