Un modelo que compite en un segmento que maneja habitualmente 200.000 vehículos anuales en nuestro país bien merece una especial atención por parte de la marca, por mucho que —tanto por circunstancias del mercado como por cuestiones internas del fabricante— no alcance en estos momentos la posición o relevancia que pudiera tener.
Hablamos de un Rio que, si antes de la llegada del Stonic situaba sus entregas entre las 7.000 y las 8.000 unidades por ejercicio, ahora fija su listón en el entorno de las 4.000, a consecuencia de la deriva SUV de la demanda y del hecho de que ambos se produzcan en Corea y la dirección de Kia obligue a la filial a elegir entre ellos. De cualquier modo, se confía en que esta actualización de la cuarta generación que ahora se pone a la venta le dé un nuevo impulso al Rio, fundamentalmente por la introducción de versiones de hibridación ligera de 48 V que, bajo la bandera de una mayor eficiencia y la etiqueta Eco de la DGT, pretenden comenzar acaparando el 50% de las operaciones.
La base mild hybrid la pone la nueva generación de motores tricilíndricos 1.0 T-GDi, con potencias de 100 y 120 CV, y la guinda el nuevo cambio manual inteligente con embrague electrónico iMT de seis velocidades, componente que ayuda a que homologuen consumos medios de entre 5,0 y 5,5 litros y que algunas versiones queden exentas del impuesto de matriculación al declarar menos de 120 gramos de CO2. Estas variantes estrenan asimismo un sistema de selección de modos de conducción (Eco, Normal y Sport) y el más potente añade una variante automática de siete relaciones, completando la gama el conocido 1.2 atmosférico de 84 CV.
El avance tecnológico que supone la hibridación para el Rio viene secundado por interesantes mejoras en materia de conectividad y seguridad. En cuanto a las primeras, adopta el sistema UVO Connect en su fase 2, con una pantalla de mayor resolución y tamaño (ocho pulgadas), nuevos servicios Kia Live de información en tiempo real, compatibilidad con CarPlay y Android Auto y la posibilidad de disfrutar desde el smartphone de algunas funciones como navegación de última milla, envío de destino al navegador del coche, bloqueo y desbloqueo de puertas o estadísticas de trayectos.
Y respecto a la seguridad, más asistentes a la conducción como la frenada de emergencia con detección de peatones y ciclistas, el de seguimiento de carril o las alertas de ángulo muerto o de inicio de marcha del vehículo precedente. La pantalla de ocho pulgadas es la novedad más relevante de un interior que también acoge una instrumentación con un display central de 4,2 pulgadas, materiales de mayor calidad o una nueva posibilidad de personalización en tonos negro y rojo a través del Pack Sport. Los cambios en el exterior remiten al frontal, donde vemos una parrilla más estrecha y unida a un paragolpes más bajo y ancho, junto a rediseñadas ópticas de led con las luces diurnas integradas.
La gama se estructura sobre los acabados Concept, Drive y GT Line, cada uno con un paquete de equipamiento cerrado para facilitar su configuración. El sobreprecio a pagar respecto a su antecesor se calcula en unos 600 euros, arrancando desde los 15.900 euros, o 10.900 si se aplican todos los descuentos y promociones.