Fiat Chrysler Automobiles ha decidido retirar su propuesta para fusionarse con Renault en una nueva empresa en la que ambas se repartirían el accionariado al 50%, debido a las complicaciones en la negociación con el Gobierno francés.
“Ha quedado claro que las condiciones políticas en Francia no existen para que la operación se complete de manera exitosa”, alegó el consorcio italo-estadounidense en el comunicado en el que anunció su decisión, “con efecto inmediato”.
La noche del pasado 26 de mayo, FCA remitió un documento al francés —del cual el Ejecutivo posee el 15%—, que desde entonces ha estado valorando la propuesta. De hecho, la Junta directiva de Renault mantuvo sendas reuniones el martes y el miércoles para ello; tras la segunda, la marca reconoció que los directivos no habían podido llegar a un acuerdo debido a “la petición expresada por representantes del Estado francés para posponer el voto hasta una reunión” que se celebraría más tarde.
En un principio, el Gobierno galo se había mostrado favorable a la iniciativa, siempre y cuando se cumplieran una serie de condiciones. El ministro de Economía, Bruno Le Maire, había dicho que, entre otros aspectos, se tenía que garantizar que no se destruyera empleo en territorio nacional ni se cerraran fábricas.
De haberse producido la unión, se habría llegado a una nueva compañía que, con un valor estimado en 35.000 millones de dólares y un potencial de ventas de 8,7 millones de vehículos anuales, se habría convertido en el tercer fabricante a nivel mundial.
En el boletín, FCA quiso dar las gracias al Grupo Renault y a sus socios en la Alianza —Nissan y Mitsubishi, cuyo encaje en el nuevo conglomerado estaba por definir— “por su compromiso constructivo en todos los aspectos”.