PABLO M. BALLESTEROS
Cada vez es más común la convocatoria a actos en los que no se pueden realizar preguntas, o en los que el tiempo que se deja para las cuestiones es tan limitado que a penas se permite plantear un par de interrogantes. A estos eventos, los periodistas deberíamos negarnos a acudir. En primer lugar, porque no somos meras comparsas y en segundo porque no nos dejan realizar nuestro trabajo, si no que nos convertimos en un mero decorado y como mucho nos permiten ser mensajeros de su verdad.
Otro asunto que nos debería indignar a los profesionales que nos dedicamos a informar –para lo que hace falta realizar cuestiones- es que las preguntas que realizan miembros de otras empresas que no se dedican a la comunicación dejen sin tiempo a las respuestas que merecemos, porque nosotros, cuando preguntamos, lo hacemos porque nuestro trabajo es trasladar la información a nuestros lectores, no porque queramos vender nuestro producto a nadie, porque para eso hay otras vías.
Sin embargo, es casi peor cuando realizas una pregunta y te contestan con evasivas. Por este motivo deberíamos exigir respuestas claras a preguntas claras. El comportamiento de ayer de Pere Navarro, director de la DGT y discípulo de Rubalcaba, en un foro bien organizado por la emisora Gestiona Radio, respondiendo a las preguntas cómodas y evitando contestar a las que podían ser más comprometidas es, cuanto menos, digno de mención.
El colofón a su intervención lo puso Navarro cuando una vez finalizado el acto empezó a esquivar a los periodistas entre las mesas, todavía desordenadas por el recién terminado desayuno, para no responder a dos preguntas básicas como son cuándo se va a prohibir los detectores de radares y “cuál es su opinión sobre la llamada ‘huelga de los bolígrafos caídos’ que supuestamente está llevando a cabo la Guardia Civil”.
Siempre, pero más en un momento como el actual, la necesidad de respuestas claras que no dejen lugar a dudas por parte de la Administración es imprescindible para evitar situaciones absurdas generadas por el oscurantismo y por la falta de decisiones.
