El director de la fábrica de Mercedes-Benz en Vitoria, Emilio Titos, confirmó ayer, en una reunión con todos los mandos, que el grupo ya ha hecho efectiva la adjudicación al centro vasco de la industrialización de la plataforma eléctrica VAN.EA, que supondrá la producción de un nuevo modelo cero emisiones a partir de 2025, según han confirmado a La Tribuna de Automoción fuentes del sector.
El máximo responsable de la planta expuso ante unos 200 profesionales de este colectivo que el anuncio, sin embargo, no se hará público hasta que se hayan resuelto las asignaciones de vehículos de las factorías en Alemania, algo que todavía no se ha llevado a término.
En un inicio, estaba previsto que el fabricante desvelase el plan inversor de transformación de Vitoria, que movilizará del orden de 1.200 millones —unos 1.000 para la modernización de las instalaciones y la implantación de la nueva arquitectura y otros 200 millones para acciones de descarbonización de la actividad—, antes de finales de septiembre con la celebración de un acto en el que iba a asistir la cúpula directiva y los representantes de las administraciones públicas, según comentan a esta publicación las mismas fuentes.
No obstante, estos planes no van a cumplirse, al menos con ese horizonte temporal, por la falta de confirmación que está vigente en estos momentos de los programas industriales de las fábricas germanas. En este sentido, la comunicación y el previsible evento en el que se desvele la adjudicación al centro español tendrían lugar a lo largo de mes de octubre, aunque aún no hay fecha cerrada.
Un monovolumen eléctrico en Vitoria con enfoque superpremium
Tal y como avanzó La Tribuna de Automoción en su última edición de la segunda quincena de septiembre, el nuevo modelo que producirá Vitoria desde comienzos de 2025 será un monovolumen eléctrico con un enfoque muy premium, cuyo ensamblaje convivirá con el de la Vito y la Clase V, como mínimo, durante un lustro, debido a que Mercedes decidió alargar lo más posible la vida de este par de coches, que, inicialmente, tenían fijado el fin del ciclo de vida para 2024.
Así, se han planificado dos rediseños, uno a inicios de 2023, que supondrá grandes cambios en el interior, en el frontal y en la oferta de motorizaciones, hasta el punto de que se podrían añadir a las mecánicas existentes unas híbridas enchufables e híbridas diésel y gasolina —la tercera no tiene asegurada su comercialización, de acuerdo con fuentes del sector—. Asimismo, la segunda renovación se haría hacia 2030, para garantizar la permanencia de los vehículos hasta que se haga efectiva la prohibición de la venta de coches con emisiones en Europa, que todo apunta que será a partir de 2035.
Para la llegada del nuevo plan industrial a Vitoria fue fundamental el acuerdo del nuevo convenio colectivo, con vigencia entre el 1 de enero de 2021 y el 31 de diciembre de 2026, que suscribió la dirección de la factoría con una mayoría sindical formada por UGT, CCOO, Ekintza y PIM el pasado 28 de julio. Una rúbrica a la que antecedió la celebración de un referéndum entre la plantilla, que se celebró el 18 y 19 de ese mismo mes, en el que el 57% de los votos —de una participación del 94,7% del censo, es decir, 4.579 empleados— fue favorable a la redacción del marco laboral.
La regulación pactada para ese periodo tendrá plena vigencia «exclusivamente a partir del momento en el que se adjudique la industrialización de la plataforma VAN.EA (Van Electric Architecture)», según estaba recogido en el preacuerdo. De este modo, tras la confirmación que realizó ayer Emilio Titos, el texto ya tiene vía libre para aplicarse en todos sus términos.