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Tavares: “No se cerrarán fábricas de PSA y Opel si se alcanza el nivel de rendimiento adecuado”

Óscar Vilanova / Ignacio Anasagasti / Madrid

La compra de Opel/Vauxhall por PSA no tendrá, a priori, impactos negativos en forma de cierres de factorías o recortes de empleo. El presidente del Comité Ejecutivo del grupo galo, Carlos Tavares, ha subrayado que “el futuro está en manos de los trabajadores” y que si en cada uno de los centros de producción, “sin importar su nacionalidad”, se alcanzan los niveles de rendimiento establecidos internamente “no será necesario cerrar ninguna fábrica” ni tampoco ajustar las plantillas.

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Carlos Tavares (PSA) y Mary Barra (General Motors)

Óscar Vilanova / Ignacio Anasagasti / Madrid

La compra de Opel/Vauxhall por PSA no tendrá, a priori, impactos negativos en forma de cierres de factorías o recortes de empleo. El presidente del Comité Ejecutivo del grupo galo, Carlos Tavares, ha subrayado que “el futuro está en manos de los trabajadores” y que si en cada uno de los centros de producción, “sin importar su nacionalidad”, se alcanzan los niveles de rendimiento establecidos internamente “no será necesario cerrar ninguna fábrica” ni tampoco ajustar las plantillas.

En una rueda de prensa conjunta, en la que han intervenido la consejera delegada de General Motors, Mary Barra; el presidente de GM, Dan Ammann; y el presidente del Comité Ejecutivo de Opel, Karl-Thomas Neumann, el directivo luso ha recordado que desde que llegó a la presidencia de la corporación francesa no se ha cerrado ninguna planta y que “lo simple”, en esta nueva situación, sería hacerlo. No obstante, ha recalcado que el planteamiento inicial del grupo es “confiar en el talento de la gente” y que todos los centros de trabajo tendrán “las mismas oportunidades” para alcanzar la eficiencia y competitividad requeridas. “Hay muchas cosas por hacer”, añadió Tavares, haciendo énfasis, eso sí, en los avances que se han conseguido en los últimos cuatro años en PSA, por ejemplo en ajuste de costes.

Preguntado sobre el futuro de la factorías españolas, el mandatario ha precisado que PSA dispone de una “gran implantación”, con emplazamientos en Vigo y en Madrid, de los que ha destacado su “excelencia productiva”. El presidente de la corporación, que ha prometido una visita a Opel Figueruelas cuando su agenda se lo permita, ha vuelto a insistir en que si se cumplen los parámetros de “calidad, contención de costes y los planes de producción fijados” en cada uno de los tres centros de producción instalados en España, su futuro estará garantizado. La clave, a su juicio, para que se logre ese escenario es que se “trabaje conjuntamente”.

Tavares también ha señalado que “cualquier acuerdo con los sindicatos” ya firmado en los centros de Opel en toda Europa lo van a respetar. “No es una decisión táctica, es ética”, apostilló.

2020, clave en la rentabilidad de Opel

En cuanto a los números de la operación, el Grupo PSA desembolsa 2.200 millones de euros en la compra de la división europea de GM, 1.300 en concepto de derechos sobre sus actividades y 900 por su negocio financiero, cuya propiedad será repartida al 50% a través de una joint venture con BNP Paribas. Por ello, la adquisición tiene un coste de 1.800 millones para el grupo francés. Con la absorción de Opel/Vauxhall, que facturó 17.700 millones de euros en 2016, el consorcio galo obtendrá una cuota de mercado del 17% en el Viejo Continente, por lo que se halla en franca posición para disputar el liderato de ventas en este mercado al Grupo Volkswagen.

Las mencionadas actividades comprenden las marcas Opel y Vauxhall, seis plantas de montaje de vehículos, cinco de componentes, un centro ingeniería en Rüsselsheim (Fráncfort, Alemania) y aproximadamente 40.000 empleados, pero no el centro técnico de Turín (Italia), que seguirá perteneciendo al constructor americano. Por su parte, la firma germana y la británica seguirán beneficiándose de las licencias de propiedad intelectual de GM, hasta que sus vehículos sean ensamblados, progresivamente y a lo largo de los próximos años, en las plataformas de PSA.  

Asimismo, la integración de ambas marcas posibilita la generación de importantes sinergias. En concreto, gracias a la implantación de economías de escala y a la potenciación de compras conjuntas, de los procesos productivos comunes y del gasto compartido en I+D, se esperan ahorros anuales de 1.700 millones de euros hasta 2026, de los que una parte significativa se logrará en 2020, coincidiendo con la aceleración del crecimiento en el beneficio de Opel. De hecho, PSA espera que Opel/Vauxhall alcance ya un margen operativo corriente del 2% en 2020 y del 6% en 2026. Por si fuera poco, a finales de la presente década, la firma germana registrará un flujo de caja operativo positivo, según las estimaciones del grupo francés.

Precisamente, en este proceso de reconstrucción de Opel —que estará liderado por el actual presidente de la compañía, Karl-Thomas Neumann, según reiteró Tavares— el Brexit desempeñará un papel fundamental. No en vano, según constatan ambos directivos, de no haber sido por el proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea, Opel habría logrado el break even en 2016. Así, según el máximo mandatario de PSA, en caso de que se produzca un Brexit duro, se favorecería el suministro de las factorías británicas a través de proveedores locales. No obstante, matizó que si no se llega a este proceso será mejor para todos, “porque estaremos en mejor posición para competir”.

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Garantías de compra de acciones por valor de 650 millones

La operación permite a GM, que asumirá una carga específica de entre 4.000 y 4.500 millones de dólares (3.776-4.248 millones de euros) —que no impactarán en su flujo de caja—, reducir sus necesidades de liquidez en 2.000 millones de dólares (1.887 millones de euros), gracias a la eliminación de riesgos del balance general y a la mejora inmediata de su resultado operativo, de sus márgenes operativos y del flujo de caja de su división de automoción. El consorcio estadounidense —que ha recalcado su interés en seguir colaborando con la francesa en el desarrollo de tecnologías de electrificación y en suscribir acuerdos de suministro para Holden y Buick— empleará el citado montante en agilizar la recompra de acciones propias, según las condiciones del mercado.

La vinculación entre ambas compañías no concluye en esta operación, pues la americana dispondrá de bonos de suscripción de acciones en la francesa. En este sentido, GM o sus filiales suscribirán garantías, que habrán de ser aprobadas por la Junta general de accionistas de PSA, por valor de 650 millones de euros. Éstas cuentan con un vencimiento de nueve años y son ejecutables en cualquier momento, en su totalidad o en parte, a partir de los cinco años siguientes a la fecha de emisión con un precio de un euro. Las mencionadas garantías corresponden a 39,7 millones de participaciones o a un 4,2% del capital social diluido de PSA. Sin embargo, GM no tendrá derechos de gerencia ni de voto en el fabricante francés.

Por último, los fondos de pensiones de Opel/Vauxhall —uno de los apartados más complejos en la definitiva cristalización del acuerdo—, financiados o no financiados, permanecerán en GM, a excepción del Plan Actives alemán y de otros más pequeños, que serán asumidos por PSA. Así, el constructor estadounidense abonará 3.000 millones de euros al francés por la liquidación completa de las obligaciones transferidas. 

 

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