Óscar Vilanova / Madrid
El tablero corporativo mundial en lo que a ventas respecta ha sufrido cambios abruptos en 2016. De hecho, el Grupo Volkswagen arrebató el trono a Toyota, líder durante los últimos cuatro años, al comercializar 10.312.400 unidades, un 3,8% más que en 2015. Pese a no poder imponer su ley por quinto ejercicio consecutivo, el gigante japonés, que vendió 10.175.000 vehículos (+0,2%), sí que logró cerrar el ejercicio por encima de otro de sus grandes rivales, General Motors que, merced a sus 9.965.238 entregas (+1,3%), mantuvo el tercer escalón del podio, que ocupa desde que fuera rebasado en 2012 por el fabricante teutón.
Pese a mantenerse entre las tres principales compañías en el apartado comercial, una amenaza, cada vez más real, emerge en el futuro del consorcio estadounidense. Ésta no es otra que la Alianza Renault-Nissan que, con la aportación de Mitsubishi, logró recortar de forma notoria la distancia que les separaba. No en vano, 2015 finalizó con GM disfrutando de una cómoda ventaja de 1.312.835 unidades; sin embargo, sin contar con la aportación de la marca de los tres diamantes, la alianza franconipona rebajó la diferencia a 1.222.711 vehículos el pasado ejercicio, gracias a las 8.742.527 matriculaciones que registró en 2016.
No obstante, si se computan las ventas de Mitsubishi (1.099.000 unidades, un 12,4% menos) —en la que Nissan es el máximo accionista con el 34% de sus participaciones—, la Alianza Renault-Nissan incrementa sus comercializaciones en 2016 hasta los 9.841.527 vehículos, lo que le sitúa a apenas 123.711 unidades de GM. Así, la francojaponesa se halla cada vez más cerca de cumplir el anhelo de situarse entre los tres fabricantes más vendidos. Incluso, podría lograr su objetivo antes de lo previamente estipulado por su presidente y consejero delegado, Carlos Ghosn, quien a raíz de la definitiva integración de la marca de los tres diamantes en el engranaje de la Alianza recalcó que espera alcanzar esta meta, como pronto, en 2018.