La sombra de una nueva crisis de semiconductores vuelve a cernirse en la industria automovilística europea, tras una disputa diplomática entre China, Países Bajos y Estados Unidos. La controversia comenzó cuando EEUU incluyó a la matriz asiática de Nexperia, Wingtech, en una lista negra de compañías sujetas a controles de exportación.
Para solucionarlo, el Gobierno de Países Bajos tomó el control de la entidad a mediados de mes, alegando riesgos de transferencia tecnológica hacia su sede china, y en un intento de asegurarse el suministro. En respuesta, el Ejecutivo asiático prohibió las exportaciones de los productos terminados de la empresa.
Nexperia vende la mayoría de sus chips (alrededor del 60 %) a la industria automotriz y registró ingresos de 2.060 millones de dólares (unos 1.777 millones de euros) en 2024. El año pasado reportó un beneficio neto de 331 millones de dólares (unos 285 millones de euros), según informó Reuters.
Los fabricantes alemanes, los más afectados
La disputa sobre la compañía no hace más que aumentar las tensiones comerciales globales que perjudican a los fabricantes de automóviles europeos y sus proveedores. Esto se suma, a los aranceles a las importaciones estadounidenses y a las restricciones chinas a las exportaciones de tierras raras.
"La situación podría provocar importantes restricciones de producción en un futuro próximo. Incluso interrupciones de la producción si el cese en el suministro de chips Nexperia no se subsana a corto plazo", declaró la presidenta de la asociación alemana de vehículos VDA, Hildegard Mueller.
Volkswagen y BMW se encuentran entre los fabricantes cuyas redes de proveedores se ven afectadas. Ambos han declarado que están trabajando para evaluar el impacto de la disputa.
