Alberto Gutiérrez Molinero/ Madrid
Los neumáticos suelen considerarse como elementos accesorios del vehículo, sin embargo, cada vez son más los estudios que demuestran su importancia y las campañas que se llevan a cabo para concienciar a los ciudadanos. La última es la impulsada por el Race y Goodyear en la que se asegura que si todos los neumáticos vendidos durante un año en España fueran ‘clase A’ de eficiencia energética se podría llegar a ahorrar más de 1.000 millones de euros en combustible.
La denominación de ‘clase A’ responde a la nueva directiva de la Unión Europea que introduce este año el etiquetado obligatorio de neumáticos en atención a tres variables: el agarre sobre mojado, la eficiencia de combustible y el ruido exterior.
Según un comunicado de prensa difundido por el Race y Goodyear, un usuario bien informado podría elegir un neumático que a 80 kilómetros por hora frenaría 18 metros antes, ahorraría alrededor de 300€ en combustible a lo largo de su vida útil (alrededor del 7,5%) y emitiría una cuarta parte del ruido.
Los usuarios podrán encontrar a partir del 1 de julio en los puntos de venta la etiqueta correspondiente a los neumáticos, aunque no será obligatorio hasta el 1 de noviembre de 2012.
La nueva etiqueta se asemeja a la que ya existe en los electrodomésticos sobre eficiencia energética y el impacto medioambiental, pero va más allá. Además, proporciona información sobre sus prestaciones de seguridad.
Resistencia a la rodadura
Un neumático al rodar se deforma y disipa energía. Es lo que se conoce como ‘resistencia a la rodadura’. Con una menor resistencia, el neumático utiliza menos energía, es decir, menos combustible y contamina menos. Los neumáticos son responsable del consumo de aproximadamente uno de cada cinco depósitos.
En España se venden alrededor de 15 millones de neumáticos al año. Según el Race y Goodyear, si todos fueran de clase A, se podría ahorrar hasta 1.125 millones de euros en consumo de combustible, en comparación a si todos esos neumáticos fueran de clase G. Además se ahorrarían 20 millones de toneladas al año de CO2.
La nueva normativa, además de imponer las etiquetas, obligará a alcanzar unos estándares de calidad. A partir de noviembre no se podrán fabricar neumáticos G en eficiencia energética, ni F o G en agarre en mojado; en 2014 ya no podrá vender ningún neumático G; desde 2016 no se podrán fabricar neumáticos F en eficiencia energética y quedarán prohibidos definitivamente en 2018.
Además, durante el desarrollo del neumático, los grandes fabricantes cuentan con más de 50 criterios de prestaciones. Por este motivo, existe la posibilidad de que, como complemento al etiquetado, podramos encontrar información extra como la resistencia al aquaplaning, manejabilidad en seco y sobre mojado, durabilidad o la estabilidad a altas velocidades.
